Los vehículos clásicos siempre han sido vistos como un capricho que unos pocos se pueden permitir con holgura. Son costosos de mantener, sus repuestos son difíciles de encontrar y tardan en llegar. Además son coches que se estropean más a menudo porque son viejos.
Todos estos son tópicos que surgen de una realidad muy cierta: poseer un automóvil tiene un precio. Pero todo depende de los objetivos, la utilidad y el placer que nos proporcione el tenerlo. Hay gente que no está hecha para lidiar con "cosas viejas". A otros nos encanta disfrutar de la calidad de los materiales, olores, sonidos y experiencias de antaño, cuando las cosas se fabricaban con otra perspectiva, con más alma.
Un Volkswagen Escarabajo completamente despiezado. Sencillo, ¿no? |
Y claro está, el ingrediente fundamental es qué coche queremos conservar o restaurar. ¡Este artículo no tiene validez si pretendes restaurar un Saab 92 destruido por el óxido, o un camión en esqueleto encontrado en un granero! La situación ideal es recibir un vehículo que ha pertenecido a nuestros padres o algún familiar y que ha sido razonablemente bien conservado, con un uso regular no abusivo.
Pero aún así podemos disfrutar de la restauración o conservación de un clásico si sabemos escoger el vehículo. Un utilitario como el Volkswagen Escarabajo, del cual se produjeron tantos millones de unidades, es un candidato ideal. Hay decenas de fábricas y tiendas de repuestos que al competir entre sí abaratan precios sin disminuir la calidad de sus productos. Todavía se pueden conseguir por precios relativamente buenos y en estados de conservación más que aceptables (es un vehículo que aguanta bien el trote y el paso de los años gracias al cuidado con que fue fabricado, la sencillez de su diseño y la calidad de los materiales empleados, especialmente hasta 1970).
Y lo que para mí es más relevante: puede ser un perfecto segundo o tercer vehículo para la casa (¡o incluso el único!). Durante años, mi Volkswagen cumplió en mi casa la función de tercer vehículo y se entregó con esmero en su misión de llevarme a la Universidad todos los días, así como enseñarme la responsabilidad que supone estar a cargo de un vehículo: revisiones mecánicas, revisiones técnicas, limpieza y mantenimiento ordinario, conducción responsable en la carretera.
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